El Libro Blanco docente

El libro que nos compete no es sino un borrador que no llegó a ver la luz, si bien es actualmente un libro de culto dentro del mundo educativo español. Se trata de Libro Blanco de la Profesión Docente.

El libro que nos compete no es sino un borrador que no llegó a ver la luz, si bien es actualmente un libro de culto dentro del mundo educativo español. Se trata de Libro Blanco de la Profesión Docente. El texto fue encargado a José Antonio Marina, Carmen Pellicer y Jesús Manso por el gobierno de Mariano Rajoy, finalizándose el documento en 2015. 

Todo el contenido del libro puede subdividirse en dos apartados: uno relativo al profesorado y los docentes; otro a la transformación profesional y la forma de gestionar la educación en el país. El primer apartado se compendie de cuatro capítulos cuyo contenido vive para responder a las dudas de cómo hacer más atractiva la profesión del profesor, así como cómo debe ser la profesión (en cuanto a su diseño se refiere), cómo han de ser las evaluaciones, la dirección, la orientación, la inspección del departamento y la carrera del profesional. 

En total es una batería de 20 propuestas tras analizarse la realidad educativa a nivel nacional e internacional, buscando elitizar el cuerpo del profesorado. No obstante, cabe destacar algunas propuestas sobre otras, debido a que son cuestiones interesantes que pueden ponerse de manifiesto en el instituto suponiendo un precedente en el sistema educativo. Estas propuestas son: 

• La división de la formación docente en tres etapas: primer ciclo, seguido de una prueba de selección nacional ingresando al proceso de profesionalización y especialización docente; una maestría teórico-práctica de un año de duración brindada por una red de Centros de Educación Superior para docentes para cuyo acceso se establecerían pruebas nacionales por área de conocimiento. Comenzaría entonces un período de formación de tres años, una especie de MIR pedagógico, durante el cual tendrían la condición de docentes en ejercicio. Después de tres años de formación, los docentes que deseen asumir funciones públicas de enseñanza deben superar una evaluación para verificar la adquisición de las competencias necesarias para el desempeño de la tarea docente. 
• El reciclaje continuo del profesorado, cuya formación debe ser constante a lo largo de toda su vida profesional. No podría tener un carácteer únicamente autodidáctico, sino que tendría que aparecer la figura del “Colegio de Profesores”, unos centros que puedan favorecer la formación continua y correcta de los claustros. 
• El sometimiento del profesorado a unas revalidas periódicas; una evaluación a todos los niveles de docencia cuyos criterios fundamentales para la evaluación por parte del alumnado, la relación con las familias, la participación e implicación del profesor en los centros y la evaluación que haga este del profesor. sea en los centros y que se evalúe el siguiente contenido:  el currículo del docente; el progreso de los alumnos; observación del docente en el aula; evaluación de los resultados del centro.
• Que pueda desarrollarse desde tres vías distintas la carrera del docente, siendo estas por progreso académico, por progreso en la gestión docente o por progreso en el mismo puesto de trabajo. 

Estas son solo algunas de las propuestas contenidas en el documento, entre las que también hay propuestas encaminadas a reformular la gestión de los centros educativos, la inspección, la orientación, así como la estructura de investigación formativa. El documento finaliza con un conjunto de propuestas para gestionar el cambio y que tienen a los centros educativos como protagonistas.